martes, 8 de marzo de 2016

¿Me voy a morir?

Hoy decidí que quiero un cambio en mi vida, en mis actitudes, en lo personal.
Estoy leyendo un libro que se llama En Cambio, de Estanislao Bachrach, es cual es sumamente recomendado por mí. Sinceramente, me está ayudando muchísimo a poder superar muchas cosas, a cambiar actitudes y adquirir buenos hábitos.

Lo primero, es conscientizarse que los cambios no son de un día para otro (más para personas tan ansiosas, como yo). Que es todo un proceso que debemos llevar a cabo. Lo mejor es reconocer qué tipo de acciones nuestras, que llevamos a cabo en el día a día y pocas veces nos damos cuenta, no nos sirven en el presente y tampoco lo harán en el futuro (los malos hábitos)

Este libro contiene una serie de ejercicios para lograr aquéllo que queremos cambiar. Además, me sentí muy identificada con los episodios personales que contaba el escritor, muchos de ellos yo también los viví.

De haber leído este libro hace unos años, creo que me hubiera ayudado bastante. Pero bueno, causalidad de la vida. Hoy estoy contenta de estar llegando al final de este gran escrito.

Automáticamente, nuestra mente (cerebro) en muchos momentos del día, nos hace adquirir pensamientos negativos e irracionales (si los tendré...). Los cuales hay que saber de dónde, por qué y cuándo vienen, cuál es el detonante, el disparador de los mismos y lo más importante es darse cuenta que, justamente, son infundados e irracionales ya que no forman parte de la realidad.

Cuando tuve ataques de pánico, constantemente sufrí el síntoma de Muerte inminente. Me sentía alerta todo el tiempo, pensaba que cualquier cosa que me pasara, cualquier dolor de cabeza, de estómago, contractura, mareo o desmayo me iba a provocar la muerte. Y sí, fui muy extremista siempre y más en esa época. Tuve mucho miedo de salir a la calle por meses, sin embargo algo en mi todavía me impulsaba a salir y ponerle ovarios a la situación.
Otras veces, mi cabeza proporcionaba pensamientos tales como mis amigas no me quieren - Mi novio ya no me ama, me va a dejar - Mi mamá también se va a morir - Yo me voy a morir - ¿y si me desmayo en la facultad y me muero? - Voy a quedarme sola y si me pasa algo nadie me va a ayudar - etc... Tengo una lista terminable (por suerte) de cosas que hoy me generan una cierta gracia porque ya las supere en su mayoría. Todas distorsiones cognitivas, en términos psicológicos.

Me sentía incómoda conmigo, observada por los demás y notaba que mi familia estaba impotente frente a la situación, ya que todo estaba en mi cabeza.

La terapia me ayudó mucho, de a poco me dí cuenta que todos esos miedos que tenía, era el trasfondo de mi mayor miedo: la muerte. Porque me di cuenta que desde chica que vengo sufriendo pérdidas importantes (dos amigas, mi Abuelo y Mi Papá) y que lógicamente, era normal temerle a la muerte, sentir que el mínimo dolor de cabeza podía provocarme un ACV o lo que en verdad era una contractura en el pecho, era el momento de sufrir un infarto.

Sí, mi mente fue capaz de todo eso y mucho más. No puedo explicar realmente cómo se siente un ataque de pánico para las personas que nunca tuvieron la suerte de tenerlo. Pero sí, puedo decirles que se asemeja a tener un escalofrío en la espalda, sudor intenso, demasiada ansiedad, sensación de irrealidad (como si estuviera soñando), perdida del espacio, temblores, mareos, muchísimo miedo, taquicardia y esta sensación de muerte inminente que les conté antes. Todo eso en un máximo de 10 minutos (la duración de un ataque de pánico).

Estuve casi dos meses yendo a la psicóloga hasta que un día en una sesión me dijo que pruebe realizando una consulta con un psiquiatra porque veía que el bajón se iba acrecentando, que de 40 minutos de sesión lloraba todo ese tiempo. Y siempre fui de esas personas que juzgó a la gente (y lo admito, pero cuando era más pendeja boluda) pensando que si uno iba a un psicólogo o psiquiatra está loco... Y me veía ahí, a mi misma, teniendo miedo de volverme totalmente loca.

Me tuvieron que dar dos pastillas para regular la ansiedad y la depresión, las cuales estaba totalmente negada, hasta me daba miedo decirle a mi novio que yo estaba pasando por toda esta situación, porque justamente temía que deje de quererme, que piense que me estaba volviendo loca y me iba a dejar... Cosa que claramente, ahí estaba teniendo un pensamiento negativo automático. Por suerte, tengo la felicidad que él fue una de las personas, junto con mi vieja y mi abuela, que me salvaron de todo esto, me ayudaron a seguir adelante y jamás me dejaron sola y mucho menos bajar los brazos. Por supuesto que hubieron muchas otras personas que me acompañaron en este camino negro que tuve, ellos saben quiénes son.

Por suerte el tratamiento de las pastillas, duró menos de cinco meses. Y jamás volvieron. Ésto, fue en el año 2013.

Así pasaron unos meses y sigo teniendo la noción de que las pastillas que me daban eran totalmente psicológicas, nunca pensé que una droga farmacológica podía regularte el ánimo de esa manera, que se yo... Comencé a sentirme bien porque empecé a progresar en muchos aspectos. Comencé la facultad, mi relación amorosa se fortalecía aún más y más, volví a pisar boliches y bares, leí mucho, hablé, me desahogué, lloré todo eso que tenía guardado, acepté muchas cosas más y hoy veo el vaso medio lleno de la vida. Pude volver a ser feliz.

Se sale, gente. Yo pude hacerlo, conozco muchas personas que lo hicieron y otras que todavía están encaminadas en la lucha. Lo que les puedo decir es que busquen ayuda, no tengan vergüenza, es normal que, en los tiempos en los que vivimos, muchas circunstancias nos provoquen estas crisis de ansiedad, depresión y stress por sobre todas las cosas. Pero lo más importante es que lo agarren a tiempo, que tengan un rato en el día para ustedes para hacer lo que más feliz los haga, hacer ejercicio, que genera que el organismo libere endorfinas, aprendan cosas nuevas (deportes, artes, idiomas, lo que sea), hablen con sus seres queridos (pareja, amigos, familia, compañeros de trabajo, de estudio, etc) que no son molestia para ellos, siempre van a estar para ayudarlos, no se queden estancados acumulando situaciones que generen stress en exceso porque no es sano, gente. Saquen toda la mierda, de una manera sana y que les sirva para mejorar.

No creí que iba a terminar hablando de este tema, que tan fuerte es para mi, porque me marcó una etapa tremenda en mi vida. Pero vieron que cuando uno se ceba escribiendo, salen cosas así y me gusta. Lo mejor de nuestra vida es aceptarla en sus negros, grises y blancos. ¿No creen?.

Y los que pasamos por esto, sí... El fantasmita siempre va a estar dando vuelta y nosotros alerta. Pero por lo menos ya tenemos las herramientas suficientes para evitarlos y/o saberlos llevar.

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