domingo, 16 de agosto de 2015

Esperar desespera.

Uno a veces cuando conoce a alguien - ya sea amigo, pareja, familiar, etc - espera algo.
Y esa espera es sinónimo de idealizar.

Esperamos que a veces las personas se comporten de la misma manera que nosotros para con ellos.
Esperamos que siempre esté ese hombro, ese oído y esa palabra sanadora.
Esperamos que estén.

Esperar siempre desespera.

Con el tiempo me di cuenta, de que aquellas personas que dicen que van a estar en todas, no están.
Por eso, empecé a confiar más en las personas que estuvieron, sin decìrmelo jamás.

Puede ser un pensamiento egoísta, caprichoso. Pensar que solos venimos, solos nos mantenemos y solos nos vamos. Pero quizás, tal vez, uno necesita de cuando en cuando un apoyo, un sostén.

El Ser Humano, nace con necesidades. Al instante tenemos como sostén a nuestra Madre, la que mayormente cubre las necesidades de todo niño para vivir. Luego conocemos a nuestro Padre y al resto de la familia.
Al crecer, empezamos a tener amigos, conocidos, gente alrededor nuestro. Y cada uno (aunque creas que no) por más mínimo que sea, te deja algo.
También creo que toda persona que aparece en nuestra vida, tiene algo que nos deja para siempre. De manera consciente o inconsciente.
Al no estar más, por motivos cualesquiera, aprendemos a vivir sin ellos.

Supongo entonces también que el Hombre nace autosuficiente. Pero no lo quiere admitir. Siempre creemos que necesitamos a ciertas personas para poder seguir. Y primero deberíamos vernos en el espejo y saber que por lo menos nosotros estamos de pie y de a poco podemos avanzar, solos. Por nosotros.

Buscar maneras, caminos, libertades, metas.

Solos.

Los demás viene... Solo.